En la diócesis de Burgos «el horno no está para bollos». La emisión de un comunicado contundente por parte de las clarisas de Belorado y Orduña en el cual anuncian su salida de la Iglesia Conciliar y denuncian una supuesta persecución que están sufriendo, ha hecho saltar las alarmas en la Iglesia Católica. El texto, firmado por la madre abadesa, sor Isabel de la Trinidad, en nombre de todas las religiosas, acusa a Roma de no otorgarles la «licencia de venta del convento de Derio», y de no permitirles cumplir con los pagos del Monasterio de Orduña, rescindiendo el contrato de compraventa sin previo aviso después de tres años. Las religiosas sostienen que han enfrentado obstáculos en todos los ámbitos, desde su reputación hasta la tranquilidad de su vida. Además, sugieren que el asunto de las propiedades ha sido el motivo de estas maniobras, insinuando un patrón de desmantelamiento de comunidades tradicionales para apropiarse de sus bienes. Pertenecientes a la Orden de Hermanas Pobres de Santa Clara, las religiosas expresan que el último Sumo Pontífice válido fue Pío XII, y por tanto no reconocen a Francisco como Papa legítimo. Anuncian su salida de la Iglesia Conciliar para unirse a la Iglesia Católica bajo la tutela de D. Pablo de Rojas Sánchez-Franco, a quien consideran el obispo legítimo. Conscientes de las posibles críticas que recibirán, las monjas piden no ser juzgadas con prejuicios, defendiendo su decisión y rechazando los posibles epítetos despectivos que puedan recibir.
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